martes, 7 de diciembre de 2010

Álvaro Pombo o la implosión manifiesta


El parnaso español tiene a uno de sus mejores caudillos en la figura de Álvaro Pombo García de los Ríos (Santander, 23 de junio de 1939). Este adalid de las letras es poeta, novelista, cuentista y ensayista: a fin de cuentas, literato: hombre que, desde 1973, efeméride de su primera publicación, vive sin remordimientos por y para la literatura.
      Licenciado en Filosofía y Letras (sección Filosofía) por la Universidad Complutense de Madrid, Álvaro Pombo tiene, además, reconocido el título de Bachelor of Arts por el Birbeck College de Londres, megalópolis en la que reside 11 largos años, de1966 a 1977, ganándose el sustento como bancario: días, semanas, meses de horarios controvertidos e incompatibles con el sacrosanto ejercicio de la literatura. Más tarde, la banca queda relegada y la pluma toma por fin posesión del trono vital, para alegría de todos sus lectores.
      Filósofo atípico, de discurso algo disperso, tal es su propia fisonomía, regordete, escaso de capilares, batista a lo Herman Melville o a lo capitán Ahab, en sus escritos introduce siempre el humor y el amor, también el sexo, heterosexual u homosexual, explícitamente en ocasiones: una de sus obras maestras, Contra natura, es novela pornográfica gay, cuyo nivel literario, sumo e inigualable, está muy por encima de otras bienplacientes obras, cualesquiera sean sus autores.  
      Sin embargo, a Álvaro Pombo, cuyo simpático gesto facial esboza a menudo sonrisas, seriedad no le falta. Sus libros son verdaderas incursiones (implosiones, podríamos decir) realistas y subjetivas al interior de la condición humana, desde la Psicología a la Filosofía, pasando por la Ética y la Estética. Este literato santanderino, perspicaz, utiliza el matiz intelectual como seña de identidad, huyendo de la prosa fácil, imposible de devenir, por otra parte, de un pensamiento tan intrincado como el suyo.
      Álvaro Pombo es miembro de la Real Academia de la Lengua desde 2002 y llegó a presentarse a Senador por el partido de Rosa Díez “Unión, Progreso y Democracia”, sin obtener escaño, más por amistad y lealtad que por verdadero interés, pues su vocación no es la política sino la literatura. En este terreno, el literario, ha conquistado varios premios, entre otros, el Nacional de Literatura y el Planeta. Pero su enorme valía como escritor no está en los premios logrados sino en la calidad literaria de su prosa. Tal vez, hoy día, sea la mejor pluma de España.    

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